viernes, 9 de abril de 2010

Caminos

Por fin llegaba a la estación, él tráfico estaba terrible, canjeó los billetes y se dirigió al andén número siete.

Se sentó en un banco cercano al altavoz, siempre le había costado averiguar los complicados mensajes que salían de ellos, parecía que lo hiciesen adrede para que la gente tuviese dificultades.
Sacó su bocadillo de la bolsa y una botella de agua. No tardó ni diez minutos en oír anunciada la llegada de su tren.
Su corazón empezó a latir con fuerza, los viajes siempre le ponían nervioso, envolvió el resto de bocadillo y lo metió en la bolsa.
Se pasó la mano por el pelo, respiró hondo y se puso en pie.
El tren llegó puntual como un reloj, la gente se amontonaba en él andén, no sabía si quiera de donde había salido toda esa gente, se abrieron las puertas y logró entrar.
No divisaba ningún asiento vacío, todos ocupados o llenos de bultos, sin embargo a su izquierda vio a una chica despejando una de las butacas y allí se dirigió, se acomodó delante de ella.
- Al menos una cara agradable después de todo – pensó sonriendo.
Abrió su mochila, cogió su libro, se puso las gafas y se perdió en la lectura.

Disfruta del camino!!!!!

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