viernes, 16 de abril de 2010

El espejo del alma

Se miró en el espejo y no se reconoció.
¿quien debía ser esa mujer que la miraba con ojos interrogantes?
Unos ojos grandes, verdes, de largas pestañas negras. Aunque parecían cansados y perdidos, le eran familiares. Sin embargo no lograba recordar donde había visto esa cara antes.
- Abuela, ¿le gustó el regalo?, es como su viejo espejo, recuerda. El que guardaba en el cajón de su cómoda y se perdió con el traslado.
Aurora observó curiosa a la propietaria de aquella voz, melodiosa, nítida.
- Una niña guapísima - pensó - ¡y qué ojos grandes, verdes y qué largas pestañas, cómo se refleja la luz e ellos!
- ¿Donde los he visto antes?- pensó

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