jueves, 1 de abril de 2010

La Dama Blanca

La Luna se escondía detrás de su velo de tul blanco, era difícil su propósito ya que éste se movía al son del cálido viento de la noche.

Se ocultaba para no ser vista en su secreta misión: espiar a la Dama Blanca del Lago, elegante, armoniosa, esplendida. Siempre acompañada de una misteriosa túnica blanca que bailaba con ella dentro del agua.
-¡Cuánto daría yo por parecerme a ella!- suspiró la Luna, sin saber que la Dama Blanca era justamente su propio reflejo en el lago.

¿Tal vez no somos todos un poco Lunáticos?

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