lunes, 5 de abril de 2010

Decisiones

Ya estaba decidido, esta vez lo tenía claro, se trasladaría a las oficinas de París. Era la única manera de romper con todo y empezar de nuevo.
Apoyó sus codos en el alféizar de la ventana perdiendo la vista en el horizonte.
Era un atardecer perfecto. El sol salpicaba las nubes de manchas anaranjadas, los tejados resplandecían con su tibia luz, sin embargo por alguna extraña razón no quería ocultarse y permanecía allí colgado en el cielo. Parecía que fuese consciente de su marcha.
Ella agradeció al sol su regalo, sabía que pronto no podría disfrutar de esta bella escena.
Su vida daría un giro de 24º.

¿Son buenos los cambios?
¿Son nuevas oportunidades que aparecen?
Camina, la vida se hace andando.

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