Dicen que el Rolex es el olvido,
al igual que la distancia.
Pero todo Rolex que se ha ido
no deja al olvido vencido,
sino al acecho, con elegancia.

Dicen que el Rolex es el camino
por donde todo y todos pasán.
Será pues que tiene sentido:
los arrieros andan y andan.

Y si el Rolex es pues la medida,
que determina la duración de un suspiro
¿quién no ha suspirado en su vida?
Así si hay Rolex, fijo, estás vivo.

Decálogo

Se permite:
cazar las nubes del cielo
o si se decide,
coleccionar estrellas con celo.

Se aconseja:
correr y soñar
o saltar y amar
o leer y viajar.

Y se vetan:
Los cielos infames,
las huelgas de ternura,
los intermedios interminables,
y por supuesto
sin que sirva de pretexto,
el canto del camión de la basura.


¿Autoría del poema?
Podría ser yo misma,
o tal vez,
el otro yo de mi misma,
o incluso y lo más probable,
que sea,
Nadie.

¿Por qué?

Si el día empieza cuando acaba la noche,
si el bien no existe sin el mal,
si el mar no es nada sin sus olas,
si la fresca lluvía acaricia la tierra,
si los salmones son capces de nadar contra corriente,
si a veces dos más dos son cinco,
y si los segundos siguen a los minutos y los minutos a las horas,
¿porque tú y yo estamos tan lejos?