lunes, 17 de mayo de 2010

Alicia en su fiesta de bienvenida

Los cuatro compañeros entraron en la cabaña.
El interior era aun más curioso que el exterior.
Las mesas eran setas enormes, los manteles a cuadros eran hojas enormes de abedul pintadas.
Recibieron los comensales a Alicia con una pancarta de bienvenida.
Ella aún no podía creerse todo aquello.
Una tortuga vestida de faralaes le indicó que se sentara encabezando la mesa.
- Tu eres la invitada de honor -dijo apartando a un pequeño caracol que hacia de improvisado asiento.
- ¿No le importará? - preguntó Alicia.
- Es un honor para él - contestó la tortuga haciendo una reverencia.
La mesa estaba provista de extraños presentes que desprendian un olor delicioso.
Le sirvieron a Alicia un té con sabor a chocolate y menta. Le encantó, el chocolate era su perdición.
La melodía seguía sonando amenizando la fiesta.
Cuando Alicia se hubo terminado el té, cosa que le llevó su tiempo como todo lo que hacía, preguntó.
- Me gustaría que alguien me explicase porque me estabais esperando, estoy intrigadísima.
En ese momento se abrió la puerta de la cabaña apareció el pato ataviado con su corbata naranja.
Alicía se quedó sorprendida.
- Fui a buscarte- dijo el pato con voz grave, no parecía una voz de pato, ni mucho menos.
- Necesitamos tu ayuda para acabar con las ideas de la Reina de Zapatones - continuó diciendo el pato de voz grave.
Alicia permaneció en silencio, no tenía ni idea como ella podía ayudar en todo eso.
- La Reina quiere cambiar todo nuestro mundo a su gusto. No se da cuenta que con ello nos destruiráb a todos - dijo el Tucán - tú que eres de otro mundo, la única que puede darnos la idea para conseguirlo.
Alicia sonrió, las ideas eran lo suyo.
Cogió un trocito de tarta de frambuesa con sabor a nueces y se dijo:
- Cuando acabe la tarta me pondré a ello.

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