domingo, 8 de agosto de 2010

Luz
Abrió los ojos con desgana y se dio media vuelta volviendo a cerrarlos.
Se tapó la cabeza con el cojín.
No duró ni cinco minutos en esa posición, asomó su cara atrapada entre el colchón y el cojín y miró por la ventana de la habitación.
Con las cortinas echadas poco podía ver, así que se incorporó y se dirigió a la ventana. Apartó las cortinas y las recogió con suma delicadeza a un lado.
Se apoyó en la repisa de la ventana y perdió su mirada en el exterior.
El sol trataba de despertarse, como ella, tiñendo con timidez de naranja las pocas nubes que aún quedaban de la noche anterior.
Parecía como el mundo despertara al otro lado del cristal, en cambio su habitación aun permanecía en penumbra.

Abrió la ventana de par en par y como por arte de magia, la habitación se llenó de luz.
Se contempló en el cristal de la ventana, nada más la iba a detener. Despertaría con el mundo, a su ritmo.

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