viernes, 10 de septiembre de 2010

La vuelta

El único sonido que se oía a lo lejos era el silvido del viejo tren, no tardaría en llegar a la estación.
Mientras en el banco, rodeado de maletas, bolsas y más paquetes Pol esperaba disrtraído ojeando el periódico que había comprado en el quiosco hacia un momento.
- Nada nuevo, todo en orden.
Giró unas paginas y buscó la sección del tiempo.
- Nublado, gris, pero sin precipitaciones, vaya con lo que a mi me gusta la lluvia, no podré disfrutar de ella.
Pensó en su chimena, en su casa, en su huerto. Seis años habían pasado muy deprisa.
Sin duda lo primero que haría, al llegar, es ir a buscar a Max, su perro.
No sabía si aún le recordaría.
- Claro que sí, es un perro, ellos recuerdan los olores, en eso no había cambiado.
El tren llegó con puntualidad británica.
Recogió las cosas haciendo equilibrios y subió al tren.
Se acomodó en uno de las butacas al lado de la ventana, no sin antes colocar su equipaje en la parte de arriba.
El tren inició su marcha con su traqueteo tranquilo.
Miró al cielo, nublado, gris, pero sin una gota de agua.
- Lluvia, seguro que habrá lluvia. Estos del periódico siempre se equivocan.
Se recostó en la butaca y continuó observando el cielo.


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