No pudo dormir en toda la noche, aquel sonido agudo taladraba su cerebro cada minuto.
Si salía y aún estaba alli, lo fulminaría.
Y así fue, de una patada el gato salió volando y apareció cinco peldaños más abajo.
- ¡Qué mierda de gato eres que tú que ni tu dueño cuida de ti!, cuando vuelva, si sigues maullando, esta patada te parecerá una caricía.
No hay comentarios:
Publicar un comentario