miércoles, 22 de diciembre de 2010

Deja volar al ruiseñor.
¿Crees que puedes obligar a alguien a que te quiera?
Aunque tuvieras en tu poder al genio de la lámpara maravillosa y le pidieras ese deseo, no sería voluntario, sinó obligado.
Puede que con su marcha, te duela tanto el alma que notes que ha emigrado de tu cuerpo para no sentir nada.
Pero la realidad es clara, a pesar del dolor, ese alguien quizás no vuelva ya.

Incluso te digo más, si supieras que miente, que te quiere a su manera, pero él decide marchar, no te preguntes por qué.
Deja volar al ruiseñor, él es quien decide volar sin tu compañia.
No hay más.

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